IV Domingo de Pascua, C
El Evangelio del IV Domingo de Pascua (ciclo C), tomado del evangelio de san Juan, nos presenta a Jesús como el Buen Pastor que conoce a sus ovejas y les da vida eterna. En este breve pero profundo pasaje, Jesús nos asegura que nadie podrá arrebatarnos de sus manos. Es una imagen que transmite una ternura inmensa y una confianza total: no estamos solos, somos conocidos por Él, llamados por nuestro nombre y guiados con amor.
En un mundo que muchas veces nos llena de ruido, prisas e inseguridades, estas palabras de Jesús son un descanso para el alma. Nos recuerda que estamos en manos seguras, que tenemos un Pastor que no abandona, que no se desentiende. Él nos busca, nos cuida y nos promete una vida plena, que no se acaba. Basta con escuchar su voz y dejarnos conducir. No es complicado, solo hace falta abrir el corazón.